José Antonio Pérez Valenzuela se hace abogado después de 27 años de matriculado en la UASD
Benny Rodríguez/Tomado de El Playero Digital
Barahona.- Hablar con José Antonio Pérez Valenzuela (Toñin El Poeta Caminante), nombre con
el que es conocido en el mundo de la literatura, es interesante y
apasionante. Desde que inicias una conversación con este hombre humilde,
golpeado por la vida, afloran en él los problemas sociales que afectan
al país y se pregunta el por qué de las cosas que, sabe no vienen del
cielo ni es culpa de los pobres, a los que defiende a raja tabla.
Obligado a dejar la universidadSu defensa por los menos pudientes se explica por sí misma, ya que desde muy joven El Poeta Caminante se inicia políticamente en el Partido Comunista Dominicano (PCD), de orientación marxista – leninista, militó en los grupos estudiantiles y populares de su época, aunque ahora preside un comité de base del gobernante PLD, organización que no ha dado mucho interés a este gestor y animador cultural de un liderazgo nato.
El sábado primero del recién iniciado mes de junio constituyó un día
histórico y memorable para este hombre humilde, nacido de las entrañas
mismas del pueblo, porque luego de 27 años pudo cristalizar el sueño de
hacerse de una carrera profesional, ya que se matriculó en la
Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) en el ano de 1986.
Puede decirse que Pérez Valenzuela logro vencer los obstáculos y vencer
las dificultades que le impidieron graduarse de abogado en menos tiempo,
pero ahora, dijo, es un guerrero que logró vencer las batallas
encontradas en su camino, ganando la guerra a la adversidad.
Casado con una nacional haitiana de nombre Yudihe Destine, nacida en el
poblado de Fon Parisién, muy cerca de Jimaní y con una única hija de un
matrimonio anterior, José Antonio Pérez Valenzuela, narró que se vio
obligado a tener que dejar la universidad, en sus años de juventud por
problemas económicos y a la miseria en que creció.
En 1986 se matriculó en la UASD para estudiar Educación, mención
Ciencias Sociales, pero el bajo salario que ganaba entonces un profesor
de escuela pública le llevó, no solo cambiarse de carrera, sino,
también, de universidad. Su gran y grave error, admite.
Decide inscribe en derecho en la desaparecida Universidad Mundial
Dominicana, que luego pasa a llamarse Federico Henríquez y Carvajal,
pero esa academia es cerrada cuando casi concluía la licenciatura en
derecho, optando por empezar en la UASD de cero, aunque las materias
básicas, que había dado se las reconoció la universidad del Estado.
Otra razón que lo lleva a dejar la universidad es su condición de
pobreza, heredada por sus progenitores: José Pérez, hoy goza de una
oprobiosa pensión de 5 mil pesos y Altagracia Fleuris Valenzuela, ya que
desde muy joven se vio obligado a trabajar para poder mantenerse y
costear sus estudios.
“Trabajaba panadería y sabes que el que trabaja eso un día puede hacer
un saco de harina, pero el otro puede hacer dos, tres y hasta cinco
sacos, me iba con sueño a clase porque amanecía trabajando, pero lo
importantes es que concluimos nuestros estudios superiores”, observa.
El Poeta Caminante, que ahora encontró un camino recto que le llevara
seguro a su destino, está agradecido de la UASD, porque, admite, con su
precariedad económica no hubiera logrado hacerse de una carrera ni
siquiera cuando se matriculó en la Mundial que ganaba algunos pesitos
como panadero. Agradece a muchos amigos solidarios que le ayudaron a
costear el monográfico que le permitió graduarse.
Cambiar de vida
Ahora, con su título que lo acredita como licenciado en derecho bajo el
brazo, Pérez Valenzuela está preñado de ilusiones. Su mayor anhelo es
poder salir de la miseria espantosa en que ha vivido y sigue viviendo.
Sin embargo, su fuerte sentimiento social y su defensa por los pobres,
lo obligan a ejercer la abogacía apegado a los principios de la
solidaridad y la honestidad porque, observa, “no quiero torcerme” en una
profesión que se debe elegir el camino recto.
Acabado de levantar una mañana lluviosa de domingo en un cuarto que
ocupa en el mercado nuevo, lugar que no reúne las más mínimas
condiciones de higiene, El Poeta Caminante está esperanzado en que su
vida dará un giro importante que lo harán salir de la miseria espantosa
en que se desenvuelve.
Vive en este lugar porque su vivienda en los barracones de Jabid fue
consumida por las llamas hace varios años, pero fue censado para optar
por un apartamento de los que construye el gobierno en los solares de
Milton, en el distrito municipal de Villa Central
Poeta
Desde muy joven José Antonio Pérez Valenzuela, ha tenido inclinación por
la literatura, cultivando el género de la poesía, el teatro y la
declamación, siempre con lo social como norte.
Nacido el 18 de octubre de 1964, obtuvo un premio de literatura en
Argentina por el poema “Los Ecos del Clamor Hispanoamericano, Canto II”,
inspirado en la figura de Simón Bolívar, el que, dijo, sigue vivo en el
corazón de los pueblos de América por la libertad y la integración de
la región.
Sus poemas son tan buenos que el embajador cubano en el país Alexis
Vandrich Vega le pidió le regalara una copia de uno que compuso en honor
a los cinco cubanos presos en Estados Unidos titulado: “Martí y Máximo:
Los Máximos Guerreros”, recitado en el acto de la inauguración de un
mural en el liceo Dr. Federico Henríquez y Carvajal en honor a los
considerados cinco héroes cubanos.