domingo, 9 de junio de 2013

TRIBUTO A UN LUCHADOR! Toñin el poeta, una victoria que sabe a gloria. Se gradúa de abogado luego de 27 años matriculado en la UASD

José Antonio Pérez Valenzuela se hace abogado después de 27 años de matriculado en la UASD Benny Rodríguez/Tomado de El Playero Digital
El Poeta Caminante con su esposa haitiana Yudihe Destine Barahona.- Hablar con José Antonio Pérez Valenzuela (Toñin El Poeta Caminante), nombre con el que es conocido en el mundo de la literatura, es interesante y apasionante. Desde que inicias una conversación con este hombre humilde, golpeado por la vida, afloran en él los problemas sociales que afectan al país y se pregunta el por qué de las cosas que, sabe no vienen del cielo ni es culpa de los pobres, a los que defiende a raja tabla.

Obligado a dejar la universidad
Su defensa por los menos pudientes se explica por sí misma, ya que desde muy joven El Poeta Caminante se inicia políticamente en el Partido Comunista Dominicano (PCD), de orientación marxista – leninista, militó en los grupos estudiantiles y populares de su época, aunque ahora preside un comité de base del gobernante PLD, organización que no ha dado mucho interés a este gestor y animador cultural de un liderazgo nato.


El sábado primero del recién iniciado mes de junio constituyó un día histórico y memorable para este hombre humilde, nacido de las entrañas mismas del pueblo, porque luego de 27 años pudo cristalizar el sueño de hacerse de una carrera profesional, ya que se matriculó en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) en el ano de 1986.

Puede decirse que Pérez Valenzuela logro vencer los obstáculos y vencer las dificultades que le impidieron graduarse de abogado en menos tiempo, pero ahora, dijo, es un guerrero que logró vencer las batallas encontradas en su camino, ganando la guerra a la adversidad.

Casado con una nacional haitiana de nombre Yudihe Destine, nacida en el poblado de Fon Parisién, muy cerca de Jimaní y con una única hija de un matrimonio anterior, José Antonio Pérez Valenzuela, narró que se vio obligado a tener que dejar la universidad, en sus años de juventud por problemas económicos y a la miseria en que creció.

En 1986 se matriculó en la UASD para estudiar Educación, mención Ciencias Sociales, pero el bajo salario que ganaba entonces un profesor de escuela pública le llevó, no solo cambiarse de carrera, sino, también, de  universidad. Su gran y grave error, admite.

Decide inscribe en derecho en la desaparecida Universidad Mundial Dominicana, que luego pasa a llamarse Federico Henríquez y Carvajal, pero esa academia es cerrada cuando casi concluía la licenciatura en derecho, optando por empezar en la UASD de cero, aunque las materias básicas, que había dado se las reconoció la universidad del Estado.

Otra razón que lo lleva a dejar la universidad es su condición de pobreza, heredada por sus progenitores: José Pérez, hoy goza de una oprobiosa pensión de 5 mil pesos y Altagracia Fleuris Valenzuela, ya que desde muy joven se vio obligado a trabajar para poder mantenerse y costear sus estudios.

“Trabajaba panadería y sabes que el que trabaja eso un día puede hacer un saco de harina, pero el otro puede hacer dos, tres y hasta cinco sacos, me iba con sueño a clase porque amanecía trabajando, pero lo importantes es que concluimos nuestros estudios superiores”, observa.


El Poeta Caminante con su esposa haitiana Yudihe Destine

El Poeta Caminante, que ahora encontró un camino recto que le llevara seguro a su destino, está agradecido de la UASD, porque, admite, con su precariedad económica no hubiera logrado hacerse de una carrera ni siquiera cuando se matriculó en la Mundial que ganaba algunos pesitos como panadero. Agradece a muchos amigos solidarios que le ayudaron a costear el monográfico que le permitió graduarse.

Cambiar de vida

Ahora, con su título que lo acredita como licenciado en derecho bajo el brazo, Pérez Valenzuela está preñado de ilusiones. Su mayor anhelo es poder salir de la miseria espantosa en que ha vivido y sigue viviendo.

Sin embargo, su fuerte sentimiento social y su defensa por los pobres, lo obligan a ejercer la abogacía apegado a los principios de la solidaridad y la honestidad porque, observa, “no quiero torcerme” en una profesión que se debe elegir el camino recto.

Acabado de levantar una mañana lluviosa de domingo en un cuarto que ocupa en el mercado nuevo, lugar que no reúne las más mínimas condiciones de higiene, El Poeta Caminante está esperanzado en que su vida dará un giro importante que lo harán salir de la miseria espantosa en que se desenvuelve.

Vive en este lugar porque su vivienda en los barracones de Jabid fue consumida por las llamas hace varios años, pero fue censado para optar por un apartamento de los que construye el gobierno en los solares de Milton, en el distrito municipal de Villa Central

Poeta

Desde muy joven José Antonio Pérez Valenzuela, ha tenido inclinación por la literatura, cultivando  el género de la poesía, el teatro y la declamación, siempre con lo social como norte.

Nacido el 18 de octubre de 1964, obtuvo un premio de literatura en Argentina por el poema “Los Ecos del Clamor Hispanoamericano, Canto II”, inspirado en la figura de Simón Bolívar, el que, dijo, sigue vivo en el corazón de los pueblos de América por la libertad y la integración de la región.

Sus poemas son tan buenos que el embajador cubano en el país Alexis Vandrich Vega le pidió le regalara una copia de uno que compuso en honor a los cinco cubanos presos en Estados Unidos titulado: “Martí y Máximo: Los Máximos Guerreros”, recitado en el acto de la inauguración de un mural en el liceo Dr. Federico Henríquez y Carvajal en honor a los considerados cinco héroes cubanos.
|