Tomado del Blog de Pepe Pimentel
"Los inmortales prohombres de la memorable Restauración dominicana han sido maltratados, ultrajados, vilipendiados, y perseguidos por los tiranos contemporáneos de aquellos, y abandonados por la opinión pública. Sin embargo, ellos, con su valor indomable, su abnegación y sus sacrificios, salvaron la patria de extranjera dominación, y secundados valerosamente por la generación de su gloriosa época, cumplieron con su deber, impulsados por un patriotismo imponderable. Lucharon infatigables, sin tregua, por la libertad y el bien de sus conciudadanos.
"Los inmortales prohombres de la memorable Restauración dominicana han sido maltratados, ultrajados, vilipendiados, y perseguidos por los tiranos contemporáneos de aquellos, y abandonados por la opinión pública. Sin embargo, ellos, con su valor indomable, su abnegación y sus sacrificios, salvaron la patria de extranjera dominación, y secundados valerosamente por la generación de su gloriosa época, cumplieron con su deber, impulsados por un patriotismo imponderable. Lucharon infatigables, sin tregua, por la libertad y el bien de sus conciudadanos.
Los
próceres del 16 de agosto, corrieron la misma suerte de los héroes del
27 de febrero, y en cambio de la osadía de la proclamación de la patria
independiente, se granjearon las persecuciones y las crueldades de los
ambiciosos que no quisieron perdonarles la fabulosa nombradía que
alcanzaron con su bravura y su noble espíritu de libertad. Los
usurpadores del poder no pueden sufrir a los libertadores sino
humillados y arrastrados a sus pies".
Estos son algunos de los Barahoneros que participaron en la guerra de la restauración de la Republica.
De Enciclopedia Virtual Dominicana
Ángel Félix (El Liberata)
Nativo de Rincón, hoy Cabral, su madre se llamaba Liberata y de ahí se deriva el apodo de Ángel Liberata o Angelito Liberata.
Célebre y prestigioso hombre de armas de las comarcas del Sur. Dueño de cañaverales y trapiches. Seguidor de Santana, bajo cuya suprema jefatura fue a los campos de batalla en tiempos de la lucha por la independencia. Tenía grado de teniente coronel.
Estos son algunos de los Barahoneros que participaron en la guerra de la restauración de la Republica.
De Enciclopedia Virtual Dominicana
Ángel Félix (El Liberata)
Nativo de Rincón, hoy Cabral, su madre se llamaba Liberata y de ahí se deriva el apodo de Ángel Liberata o Angelito Liberata.
Célebre y prestigioso hombre de armas de las comarcas del Sur. Dueño de cañaverales y trapiches. Seguidor de Santana, bajo cuya suprema jefatura fue a los campos de batalla en tiempos de la lucha por la independencia. Tenía grado de teniente coronel.
Bajo la anexión
fue designado Comandante de Armas de Barahona, pero pocos días después
de empezar las sublevaciones en el Sur, en septiembre de 1863, pronunció
a Neyba y a Barahona. Era el comandante de armas de Neyba en noviembre
de 1863. Cuando vino la embestida en gran escala de los españoles, al no
poder los patriotas seguir con el control de la plaza de Barahona,
Félix ordenó el incendio de la ciudad y los españoles la encontraron
envuelta en llamas. Entre las anécdotas originadas en este legendario
personaje, Sócrates Nolasco recoge en sus Viejas Memorias, una muy digna
de contarse. El 8 de febrero de 1864, dos barcos españoles, el León y
el Isabel la Católica, desde la bahía de Neyba, sometían a un efectivo
cañoneo a las tropas de El Liberata, sin que los artilleros dominicanos
lograran hacerle blanco a ninguno de los barcos. En esas circunstancias,
Simeón, hijo del general Félix, le hizo saber a éste que uno de dos
espías tomados prisioneros en la víspera en las inmediaciones de El
Curro, demarcación de Azua, era artillero.
El Liberata los hizo
traer a su presencia, empezó por fusilar a uno, que era español y le
propuso un trato al restante, que era dominicano, llamado Nicolás Ramón,
emparentado, por demás, con el general Félix. Pariente, le dijo el
general ante el cadáver caliente aún del español, usted le puede hacer
falta a su compañero..., pero en pago de un cañonazo a cualquiera de
esos dos barcos, yo le perdono la vida. Dice el relato que Ramón el
prisionero guardó silencio, caminó hacia donde estaba la pieza, corrigió
el emplazamiento y la puntería y con dos certeros disparos al Isabel la
Católica, hizo que las dos naves se fueran de la bahía. El artillero se
ganó la vida y se convirtió en patriota.
Pero las fuerzas
nacionales no pudieron contener el los españoles en el Sur y en medio de
la derrota, encontró su fin el general Ángel Félix. Corría el mes de
diciembre de 1863, y después de resistir valientemente hasta consumir
todas las municiones, El Liberata caminaba solo por las calientes
soledades del puesto cantonal de Petit-Trou, hoy Enriquillo. Lo atacaron
a mansalva y cayó gravemente herido. Sus agresores lo dieron por muerto
y huyeron. Tres monteros de la zona encontraron a Félix en agonía y al
preguntarle al general quiénes habían sido los autores de aquel acto, al
célebre guerrero, ya moribundo, apenas le quedaron fuerzas para
balbucear los nombres de dos reconocidos agentes de los españoles: Pedro
Mártir y Remigio Carrasco, fueron los asesinos.
Antonio Cuello
De
Pesquería, Barahona. Soldado veterano de las jornadas por la
Independencia Nacional. Del nombre de su papá, que se llamaba Blas, le
provino el apodo que casi llegó a convertirse en apellido oficial. Era
de ojos grandes protegidos de pestañas largas, de mediana estatura,
indio de color, de facciones y por la cabellera lacia, según la
descripción del escritor sureño Sócrates Nolasco. En acción conjunta con
Ángel Félix (El Liberata) pronunció a Neyba y a Barahona contra la
anexión en septiembre de 1863. Pasó luego a operar en Azua, Baní y San
Cristóbal, bajo el mando inmediato del general Aniceto Martínez. Fue
herido de un balazo en el pecho, en el desastroso combate de El Guanal
de Paya, en noviembre del mismo año. Tuvo que retirarse con sus tropas y
estar inactivo el tiempo imprescindible para recuperarse.
Cuando estuvo en condiciones volvió a la acción y se mantuvo en operaciones durante toda la campaña.
Después de la guerra fue de los más recalcitrantes seguidores del bando antinacional de Buenaventura Báez. Tomó como asunto muy grave sus diferencias con Domingo Lázala, aquel que antes de ser Restaurador, presidió el tribunal que mandó a Sánchez al paredón el 4 de julio de 1861. Cuello pregonó que lo mataría y cumplió su palabra cuando preparó una emboscada y le dio muerte a Lázala, en Habanero, jurisdicción de Barahona. Durante la dictadura de los Seis Años, peleaba Antonio Blas a favor de su caudillo. Fue herido de dos balazos en un combate librado en El Uvero, Rincón, hoy Cabral, contra tropas azules comandadas por el general Andrés Ogando. Fue capturado y el mismo Ogando se encargó de preservarle la vida y enviarle a casa de un curandero en Barahona, de apellido Barrientos. Un día, el mismo curandero involuntariamente le lastimó la herida y Antonio Blas murió desangrado a causa de una hemorragia incontenible. Daniel Batista
Después de la guerra fue de los más recalcitrantes seguidores del bando antinacional de Buenaventura Báez. Tomó como asunto muy grave sus diferencias con Domingo Lázala, aquel que antes de ser Restaurador, presidió el tribunal que mandó a Sánchez al paredón el 4 de julio de 1861. Cuello pregonó que lo mataría y cumplió su palabra cuando preparó una emboscada y le dio muerte a Lázala, en Habanero, jurisdicción de Barahona. Durante la dictadura de los Seis Años, peleaba Antonio Blas a favor de su caudillo. Fue herido de dos balazos en un combate librado en El Uvero, Rincón, hoy Cabral, contra tropas azules comandadas por el general Andrés Ogando. Fue capturado y el mismo Ogando se encargó de preservarle la vida y enviarle a casa de un curandero en Barahona, de apellido Barrientos. Un día, el mismo curandero involuntariamente le lastimó la herida y Antonio Blas murió desangrado a causa de una hemorragia incontenible. Daniel Batista
La
persecución de las autoridades españolas lo obligó a dejar a Fundación,
Barahona, donde había nacido en 1842, fruto del matrimonio de José de
los Santos Batista y Josefa Rodríguez. Terminó por asentarse en
Pedregal, campo de Jarabacoa, y más adelante se trasladó a Santiago,
donde se hallaba al momento de iniciarse la Guerra de Restauración. No
vaciló en irse al frente de batalla y en recompensa a sus condiciones de
soldado patriota, se le otorgó el rango de capitán. Permaneció activo y
mediante nombramiento del 6 de septiembre de 1864, el gobierno de
Santiago, atendiendo a los méritos, circunstancias y servicios del Sor.
Capitán Daniel Batista en la gloriosa Revolución Dominicana para
reconquistar la Independencia de la Patria, ha venido en elevarlo al
grado de Comandante de los Ejércitos de la República.
El
comandante Batista fue miembro de la asamblea nacional inaugurada el 27
de febrero de 1865, en Santiago. Primero como suplente y desde el 15 de
marzo, como Diputado titular por Jarabacoa. Después de la guerra, tuvo
muy escasa participación política, pero se afirmó como hombre de extenso
prestigio social en esa comunidad.
Falleció el 21 de julio de
1916, fue sepultado en la iglesia de Jarabacoa y ahí descansaron sus
restos hasta el 1959, cuando fueron trasladados al cementerio municipal.